
En una cacerola se pone agua a hervir, y en otro balde aparte
se vuelca soda cáustica. Es importante que se revuelva una vez más el
recipiente de harina y agua para que el líquido vuelva a quedar homogéneo. Luego,
cuando el agua al fuego rompa en hervor se la vuelca en el balde con soda cáustica
(esta operación se realiza al aire libre y evitando inhalar la nube tóxica que
emana cuando el agua caliente se mezcla con la sustancia química).
Finalmente se mezclan los dos baldes que repetimos uno tiene
agua y harina disuelta, y el otro agua hervida con soda cáustica. La función
del segundo balde es cocinar el engrudo, y será de mejor calidad cuando sea un
moco levemente viscoso.
La viscosidad hará que los afiches se peguen mejor en
cualquier superficie, incluso en paredes o postes de maderas muy porosas.
Es necesario esparcir el engrudo con algún tipo de cepillo o
brocha de pintor, y se recomienda utilizar guantes de látex o goma porque
muchas veces la piel resulta alérgica o incluso la soda cáustica puede causar
quemaduras si se expone directamente.