lunes, 2 de febrero de 2015

El pasante

Las horas de sueño del señor, las horas de ocio, de sexo, de idiotización frente al televisor son custodiadas por el pasante; eufemismo del esclavo durante el siglo XX-XXI.
Por 20 gambas las ocho horas el cuerpo inocente del puber desesperado y contento se somete al escandaloso capricho del señor feudal; patrón en el siglo XX-XXI.
Cuando en el monitor titila la luz roja, el pasante, trabajador precario según el eufemismo del siglo XX-XXI, aplica con deshonrosa disciplina y ternura mal llevada el protocolo de emergencia que con tanto desdén explicó el dueño del boliche, propietario del siglo XX-XXI. Para el propietario del siglo XX-XXI, su negocio "es difícil de explicar, y fácil de enseñar".
El señor, el feudal, el patrón, el propietario del siglo XX-XXI sueña en paz. El pasante, el esclavo, el puber, infelíz pero contento monta su guardia, alza la frente y se congracía con su propietario, vende su poco casi nada a cambio de que el dueño del siglo XX-XXI le muestre su dentadura esmaltada y blanca que también le custodió su deshonroso pasante.

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