domingo, 22 de febrero de 2015

Sujeto tácito I: Por dos gambas y media

A Diego Lacunza, que me debe $ 250 ajustado a inflación
Condicionaron su libertad al precio de menudeo de arvejas. Bajaron la mirada, se inventaron llamados telefónicos, se escabulleron entre columnas de interior y disparan errantes, en suerte de círculos concéntricos, zig-zags y presunciones de "gente importante". Con su música clásica de fondo; imaginando el vaivén de la batuta.
Negocian su libre albedrío en un "llamado oportuno". Traicionan y traicionánse. Pero a fin de año, entre villancicos y caridad parroquial, sentiranse capaces de brindar no por lo que fueron sino por lo que pudieron ser.    
Se sientan en honorables bancas, alzan el índice con el cual simulan también una batuta, manifiestanse cómo tienen que ser las cosas cuando no el mundo y bajan la batuta, dirigen y estrangulan su propio ideario que alguna vez, con toda mediocridad, sueñan escribir.  

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